"Respiración Ki" de Koichi Tohei Sensei (28)

Este artículo forma parte de la traducción del libro de Koichi Tohei sensei, “Respiración Ki (Ki no Kokyuho)”. Subiremos un nuevo artículo semanalmente.

Shinichi Tohei


Capítulo 5. Mantén tu salud mediante una vida natural

Despierta cada mañana con una mente positiva

Igual que el año tiene solo un día de Año Nuevo, cada día solo tiene un momento de la mañana en el que despiertas.
Si te despiertas con un sentimiento desagradable, sin que seas consciente de él, se quedará contigo y convocará un Ki negativo. Tenderá a hacer que todo el día sea desagradable. Pensarás para tus adentros: “Me desperté esta mañana sintiéndome pesado y nada ha ido bien en todo el día”.
El desarrollo de Ki es un entrenamiento para cultivar un flujo constante de Ki positivo. Debes llamar al Ki positivo al levantarte por la mañana. Debes adquirir el hábito de despertarte rápidamente y saltar de la cama tirando de la manta al minuto de despertar.
Algunas personas se despiertan y siguen acostadas, se niegan a levantarse. A causa de este hábito te convertirás en alguien con poca fuerza de voluntad.
En primer lugar, en momentos como ese, nada claro entra en tu mente. Tu conciencia es vaga y estás en un estado de subordinación a tus instintos.
El sueño es el momento en que el Ki del Universo fluye hacia tu cuerpo, por lo tanto, debes dormir profundamente. Pero permanecer en la cama una vez te hayas despertado no hará que tu cuerpo descanse. Debes saltar directamente de la cama con resolución, luego puedes invocar el Ki positivo que hace que tu día tenga un comienzo positivo.
Con tan solo hacer esto puedes hacer mucho para fortalecer tu poder consciente.
Los jóvenes que pretenden desarrollarse deben tener especial cuidado en cultivar este hábito.

Cuando era joven, era frágil tanto de mente como de cuerpo.
Debido a que dormía mal por la noche, estaba somnoliento y cansado por la mañana y me resultaba extremadamente difícil levantarme.
Fuera lo que fuera que comenzara, mi perseverancia flaqueaba y me rendía a la mitad. Pensé que todo era culpa de mi debilidad física.
A los dieciséis años, tuve pleuritis y pasé un año en tratamiento, pero la enfermedad empeoró constantemente. Ahora, cuando pienso en ello, me doy cuenta de que cedí a la enfermedad y con un Ki completamente negativo retrasé mi propia recuperación.
Pasé todo el tiempo preocupándome de que tal vez, incluso si la enfermedad pasaba, no me recuperaría por completo. Esto impidió que me fortaleciese.
Durante ese año de tratamiento, tuve la oportunidad de reflexionar sobre mí mismo y ver que no podía continuar así. Leí varios libros de superación personal que cayeron en mis manos. Me hicieron darme cuenta de que tenía que hacer algo para templar mi propio cuerpo. Esto fue de gran beneficio.
Mientras leía uno de estos libros, me di cuenta de que mi propia fuerza de voluntad era débil y que tenía que disciplinarla y fortalecerla. “De acuerdo”, me dije, “trabajemos la fuerza de voluntad”. Decidí trabajar en ello.
Al menos eso era algo que podía hacer. El médico me dijo que todavía no podía hacer ejercicio, así que después de pensarlo mucho, decidí tomar baños fríos todos los días.
Entonces era verano y el agua fría era agradable. Todas las mañanas me levantaba de un salto tan pronto como despertaba, corría al baño y me echaba veinte o treinta cubos de agua fría sobre la cabeza y el cuerpo. Luego me secaba y frotaba bien mi cuerpo con una toalla seca. Después de un tiempo, despertaba por la mañana con la idea del agua fría de manera inmediata en mi consciencia. Mi cabeza se despejaba de inmediato.
Me decía a mí mismo: “Tumbarte en esta cálida cama no te servirá de nada”. Mis malos hábitos cambiaron por completo y dormía como un tronco por la noche.
Poco a poco, por supuesto, llegó el otoño. Las temperaturas bajaron, el agua se enfrió, pero ni siquiera pensé en detener mi entrenamiento. Sin señales de sufrimiento, continué mis baños fríos durante todo el invierno, y mi cuerpo se hizo tan fuerte que pude continuar con mi entrenamiento.
Más tarde, entrené y practiqué Zen, respiración misogi y meditación estando sentado debajo de una cascada. Entrené estas y otras cosas diligentemente hasta que las dominé.
Los baños fríos fueron la primera oportunidad. Mi Ki se volvió positivo y positivo llamó a más positivo. Fui bendecido con excelentes maestros y llegué al nivel en el que pude explicar el Ki positivo a otras personas de todo el mundo.
Lo importante para los jóvenes que planean empezar ahora a desarrollarse para el futuro es despertarse por la mañana y afrontar el día con una actitud positiva de “voy a dar lo mejor de mí”.
El primer paso al partir conduce a mil millas de progreso.
Pon en práctica esta disciplina, comenzando ahora mismo.

(Traducción: Roger Giménez)

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