Cómo convertirse en un buen orador

Cuando era Uchideshi de Koichi Tohei Sensei,
le pregunté cómo podría convertirme en un buen orador. Me dijo "Ve a
Yose." (Es un lugar en Japón donde ver comedia japonesa.)

Afortunadamente, estaba en Tokio como otomo de
Tohei Sensei, así que podía acceder fácilmente a Shinjuku Suehirotei, el
"Yose".

Un día pude ir, pero debido a mi horario de
trabajo, sólo pude ver la última mitad del programa. Cada uno de los cómicos que
vi esa noche eran expertos, y disfruté mucho del espectáculo junto con el resto
del público. Sentí que el tiempo pasaba como un destello.

La semana siguiente, Koichi Tohei Sensei me
preguntó: "He oído que has estado en el Yose. ¿Cómo fue?" Y respondí:
"Sí, estuve allí. ¡Fue realmente divertido!"

Vi su cara y reconocí que mi respuesta no
contestaba su pregunta.

"Fue bueno que lo disfrutaras, pero me
gustaría oír qué es lo que más te interesó y por qué pensaste que era
divertido." Al preguntarme esto, me di cuenta de que tal vez había
olvidado su propósito al recomendarme esa aventura.

"Haré un nueva visita por allí",  le dije y entonces me dio un nuevo consejo,
"Ok, cuando vayas, es mejor que veas desde el principio hasta el final".

La semana siguiente visité el “Yose” de nuevo.
Esa vez, estuve allí desde el principio. Había mucho menos público entonces. De
hecho, estaba casi vacío.

Los comediantes entraban en el escenario de uno
en uno. Todos eran muy jóvenes, pero algunos de ellos eran muy buenos
animadores, y otros eran inexpertos.

Al principio, no sabía cuáles eran las
diferencias. Sin embargo, mientras los observaba cuidadosamente, descubrí que
las enormes diferencias estaban en su estado de ánimo antes de subir al
escenario, su expresión facial, su respiración y "Ma", que significa
"el momento de cada movimiento y cada palabra". En castellano esto se
llama "su sincronización".

A medida que avanzaba el espectáculo, mejor era
el comediante que subía al escenario, más público llenaba la sala y mayores las
risas y más cosas que aprender. Estudiaba a todas las personas que me rodeaban
y trataba de observar toda la atmósfera.

Decidí obtener el permiso de Koichi Tohei
Sensei para poder visitar el “Yose” cada semana. Mientras practicamos el
entrenamiento de uchideshi, no ganamos mucho dinero, y gasté la mayor parte de
lo que gané en ir allí. Fue una inversión para mi futuro.

No sólo se gastó dinero, sino que también se
invirtió el tiempo. El “Yose” dura unas 4 horas de principio a fin. ¡No
recuerdo cuántas veces he estado allí!

Los espectáculos en vivo son muy "efímeros",
y nunca se puede recibir su impacto completo viendo el mismo tipo de información
a través de la pantalla de Internet o simplemente escuchando la experiencia de
otro. Es por eso que Koichi Tohei Sensei no me enseñó el cómo, sino que me dijo
"Ve a Yose".

"Últimamente visitas el Yose a menudo
¿verdad?" Me preguntó. "¡Sí! La semana pasada me di cuenta de que…
".

Nunca podré olvidar su cara feliz cuando escuchaba mis
informes de lo que había aprendido.

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