Este artículo forma parte de la traducción del libro de Koichi Tohei Sensei, “Respiración Ki (Ki no Kokyuho)”. Subiremos un nuevo artículo semanalmente.
Shinichi Tohei
Vivir con Ki positivo (1)
La mente tiene un poder.
Nuestro Ki es parte del Universo y nuestro cuerpo es la vasija utilizada para albergar nuestro Ki.
La mente es esa cosa, dada por el Universo, con la que debemos proteger y educar la vasija física y con la que debemos impulsar y controlar el intercambio de nuestro Ki con el del Universo.
Quizás podríamos hacer una comparación entre los procesos involucrados en la generación de electricidad y los del flujo de Ki. En el generador eléctrico, la esencia básica de la electricidad se convierte en electricidad y fluye para activar las máquinas. El Universo está lleno de Ki, usamos nuestra mente de manera similar a un generador eléctrico para recibir Ki, que a su vez se convierte en nuestro propio Ki, el Ki que mueve nuestro cuerpo.
De hecho “Extender Ki” significa que, usando nuestra mente de manera positiva, ésta genera Ki del mismo modo que una planta de energía genera electricidad. Esto significa que al usar la mente de manera positiva, nuestro Ki se intercambia con el Ki del Universo.
Por eso llamo “Ki positivo” a extender Ki, y “Ki negativo” a contraer el Ki. Ahora, hablaré sobre el “Ki positivo”, el cual es importante para hacer la respiración Ki.
Si pregunto “¿Alguna vez se han lesionado o cogido un resfriado?” la mayoría de las personas responderán “Sí”. Y si pregunto “¿Alguna vez se ha enojado, ha sufrido tristeza, o ha tenido un conflicto?” nadie responderá “No”.
¿Les hice dos preguntas distintas? La mayoría de la gente piensa que la primera es una pregunta acerca del cuerpo y la segunda sobre la mente.
Pero considerémoslo bien. Cuando nos enfermamos, somos sensibles a las cosas pequeñas y nos enojamos fácilmente, nos asustamos, sufrimos tristeza, celos, y tenemos conflictos.
Muchas personas se enferman mentalmente al pensar cosas como: “Otros viven felices. ¿Porque estoy enfermo? ¿Qué cosa mala he hecho?”.
Como se describió anteriormente, la dolencia física está estrechamente asociada con las cuestiones mentales. Las dolencias físicas están en la superficie, sin embargo, la causa de la enfermedad proviene, en muchos casos, de fuentes mentales.Nos resfriamos no solo por el hecho de debilitamos físicamente, sino también debido a los problemas originados en la mente.
Cuando se enferman, muchas personas piensan solo en su cuerpo y se olvidan de su mente. Muchas de ellas no se dan cuenta de sus propios problemas mentales y piensan que se curarán si toman medicamentos. Viven olvidando algunas cosas y llevan una vida antinatural.
Hablaré de mis experiencias con la vida antinatural, en la que se olvida la mente y solo se piensa en el cuerpo.
Sufrí una enfermedad grave en el pasado. Antes de que yo naciera, mi madre tuvo un encuentro cercano con la muerte por una neumonía grave, que un médico consideró sin remedio. Después de eso, nací. En consecuencia, ella fue increíblemente protectora conmigo.
Incluso después de que ingresara a la escuela primaria, me hacía ausentarme si estornudaba una sola vez, porque creía que era un niño débil. Lo acepté y me ausenté de la escuela muchas veces. Hasta segundo grado asistí a la escuela solo seis meses. Tenía un cuidador para protegerme en mi trayecto hacia y desde la escuela del acoso de otros alumnos.
Sin embargo, cuanto más me cuidaba mi madre, más me enfermaba yo. Si aparecía algún tipo de enfermedad, yo era el primero en contraerla en mi familia.
Mi padre cambió mi débil cuerpo y débil mente. Me hizo usar ropa ligera incluso en invierno. Además, me enseñó Judo. Gracias al Judo que me enseñó mi padre, me volví fuerte y saludable. Cuando entré en el club de Judo en la escuela secundaria, me concedieron el cinturón negro en Judo con 14 años.
Experimenté otras dificultades poco después. El judo que aprendí para la salud me dio importantes lecciones de vida. Cuando tenía 16 años entré en la Universidad de Keio. Había estado practicando Judo, por tanto ingresé al club de Judo de la Universidad de Keio. Me encontré con la desgracia mientras asistía al campamento de primavera del club de Judo.
Mientras practicaba, me enredé con un sénior enorme y ambos caímos. Me golpeé el lado izquierdo del pecho muy fuertemente. Fui al hospital y descubrí que había contraído pleuritis. El médico me dijo que ingresara en un hospital de inmediato.
Por suerte para mí, mi fiebre bajó al día siguiente. El doctor me permitió salir del hospital después de 17 días ingresado. Pensé que podría seguir con mi vida universitaria como antes. Sin embargo, mi doctor me dijo unas palabras inesperadas durante el último examen médico. Me dijo que no practicara más Judo. No solo Judo, sino también tenis, tenis de mesa, etc. Me permitió dar paseos. También me dijo: “Tu cuerpo es como una taza rota. Si vuelves a golpearte el pecho, será el final. Por lo tanto, no debes levantar el brazo izquierdo en alto y no debes hacer nada que pueda causarle un trauma en el pecho. No debes hablar levantando la voz porque eso convulsiona tu pecho”.
Las palabras del médico me devolvieron a mi infancia, cuando era débil. Después de eso, hablaba con otros en voz muy baja. Cuando tropezaba con una pequeña piedra al caminar, sentía una conmoción en el pecho y me preocupaba por la rotura en él. Por eso estaba nervioso incluso cuando salía a pasear.
Cuando fui a la costa, a un centro de salud para recibir terapia, alguien dijo: “La brisa del mar es demasiado fuerte para la pleuritis. Deberías ir a las montañas”. Así pues, cuando salía a caminar por la orilla, usaba una máscara.
De repente, tuve una fiebre alta, de casi 40 grados. El médico dijo que se trataba de una reaparición de la pleuritis. Tomé medicina para la fiebre y la bajé. Esta era mi vida diaria.
No solo por prescripción médica, sino que es una práctica común descansar tranquilamente si tenemos un episodio severo de enfermedad como la pleuritis. Esta es una práctica habitual para la mayoría de las personas.
Sin embargo, contradiciendo lo anterior, hice cosas que la mayoría de la gente consideraría fuera de lo normal. Cuando enfermé, mi mente se debilitó y me tomé las cosas de una manera negativa. Al hacerlo, tuve la experiencia y me di cuenta de que todo salía mal.
Decidí cambiarme a mí mismo y dejar de vivir una vida negativa.
Visité a Tetsuju Ogura Sensei, un estudiante de último año de Tesshu Yamaoka Sensei, reconocido maestro de la espada y un excelente calígrafo.
Comencé mi práctica de misogi. “Misogi” es la práctica de la respiración que proviene del sintoísmo japonés. Esta práctica consiste en sentarse toda la jornada, durante muchos días y exhalar con una voz tan fuerte como sea posible. Perdemos la voz en medio día. Además de eso, los séniors golpean las espaldas de los participantes durante la práctica. “Levantando la voz”, “Recibiendo golpes en la espalda”, hice cosas que mi médico me había prohibido.
Cuando comencé a practicar Misogi, mi pecho izquierdo comenzó a doler y me preocupé por la reaparición de la enfermedad. Sin embargo, antes de comenzar le prometí a mi maestro que no sería un problema morir en el dojo durante la práctica. Así pues, me hice a la idea de dejar las cosas ir. Practicaba olvidándome de mi enfermedad y mi dolor desapareció. Después de un año, fui al hospital y me sometí a un examen médico. La pleuritis había desaparecido por completo. En general, una pleuritis severa como la mía deja patrones de pleuritis. Sin embargo, no había rastro de la misma.
Mi pleuritis se curó al hacer Misogi. Esta experiencia me permitió saber que si entrenamos nuestra mente y nuestro cuerpo y usamos la mente de una manera positiva, podemos usar el gran poder que es naturalmente nuestro.
Si hubiera continuado mi vida como me sugirió el médico, no tendría una voz fuerte, no habría corrido, no habría practicado deportes y me hubiera preocupado por la reaparición de la pleuritis en todo momento. Es fácil imaginar que esta no era una buena vida.
El consejo del médico era solo sobre el cuerpo.
A las enfermedades corporales las llamamos “Yamai” en japonés. Las enfermedades corporales y mentales se denominan “Byoki” en japonés. Mi experiencia muestra que no podemos fortalecer nuestra salud si solo cuidamos nuestro cuerpo y tenemos preocupaciones o enfermedades en nuestra mente.
Si desea fortalecer su salud, es importante que se dé cuenta no solo del cuerpo visible sino también de la mente invisible. La mente tiene este poder.
[Traducción: Roger Giménez, Ki Society Valencia]